La vida fluye en
los distintos momentos vitales, desde la infancia hasta la vejez, biografía a
construir. Para comenzar desde el principio, desde el momento fundacional de una
vida, vale poner en juego la calidad del vínculo sostenido por los progenitores. Embarazo deseado o no, las marcas del deseo y de
la historia de los padres se hayan comprometidas en su descendencia.
Niñez y
adolescencia son períodos de intensos cambios en la vida. En estado de desvalimiento
e inmadurez llegará el recién nacido
cuya supervivencia estaría en juego sin un largo período de cuidados por parte
de los adultos responsables o padres del niño.
El
ciclo vital continuará y los
cambios biológicos provocados por la activación hormonal se presentarán en la
pubertad, que como antesala de los procesos de transformación
y cambio que se darán del período adolescente, lleva aparejado transformaciones corporales evidentes en ambos
sexos.
En
la adolescencia, como etapa de transición hacia la juventud propiamente dicha,
se tramitarán los duelos por el cuerpo, por la identidad y por los padres de la
infancia. El adolescente tratará de
desprenderse de la dependencia infantil y de construir el sentido de su propia
identidad, por eso se harán evidentes la confrontación y el cuestionamiento de
hijos a padres.
La edad
adulta es la etapa de la madurez temprana, así como de la madurez propiamente
dicha, ambas preceden a la vejez o edad adulta avanzada. El desarrollo psicológico alcanzado por un
adulto joven le posibilitará llevar a cabo proyectos que requieran mayor grado
de planificación y estabilidad como los laborales y familiares. La llegada de la paternidad marcará una etapa
novedosa en la vida de quienes decidan llevar a cabo las funciones materna y paterna,
la conformación de la familia representa la posibilidad de filiación y
transmisión.
El
fluir de la vida no siempre es manso, existen crisis y complicaciones que el
psicoanálisis puede tratar, abordando
los aspectos inconcientes de la personalidad.
El psicoanálisis como método de abordaje y tratamiento terapéutico por
la palabra, aportará una escucha y desde
sus intervenciones, un alivio para el sufrimiento actual, promoviendo la
búsqueda de soluciones propias para las situaciones que obstaculizan el fluir
de la vida.